Historia de nuestro queso Picantito
El queso Picantito es una obra de Rufino. Y ¿cuál es su origen? Los vecinos de Oliva que habían emigrado a otras zonas más prósperas de aquella España de mitad del siglo pasado, echaban de menos los productos de casa. Y algunos encargaban aquellos extraordinarios productos a Rufino, propietario con su mujer, Matilde, de un bar en la localidad. Poco a poco, el volumen fue creciendo hasta que en los años 90, los hijos de Rufino y Matilde decidieron abandonar el bar y dedicarse en exclusiva al afinado de quesos, al más puro estilo francés.
En Rufino compran quesos frescos a un par de queserías de la zona; en el caso del Picantito, siempre de leche cruda de cabra y durante el invierno, cuando la calidad de la leche es mayor.
El Picantito es un queso irrepetible. Ajeno a las DO, las modas y cualquier tipo de ornamento, es un queso en el estilo del más pura sangre. Partiendo de un queso muy fresco, con apenas algunos días, se madura normalmente hasta unos tres meses. Después, siguiendo la técnica tradicional, se envuelve en tela de saco para que continúe secándose.
Y así permanece entre uno y dos años más. Al desenvolverlo, la intrusión de las fibras en la corteza del queso hace que ésta se desprenda unida a la tela. Su evolución sólo es una mejora. No crece en acidez, no se hace agresivo… ¡ni siquiera cría mohos! La obra de arte que cualquier productor desearía ser capaz de crear.
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